Ella atravesó el proceso del divorcio de sus padres, razón por la cual tuvo que mudarse de ciudad; esto fue doloroso para la pequeña, pues ya no volvería a ver a su inseparable compañero Pollo apestoso y a sus amigos.
Después de un tiempo, Ale se adaptó a la nueva ciudad y conoció a nuevos amigos, quienes tenían un grupo de música; con ayuda de ellos y a través de la música pudo comunicarles a sus papás sus sentimientos. Al final, Ale volvió a ver a su mascota.
En la puesta en escena se contó con música en vivo, lo que permitió vivir momentos felices y alegres de esta historia de una manera especial.
Además, loa actores convivieron con el público que aplaudió al ritmo de las canciones, y varios niños bailaron en el escenario.